27.2.06

Un bon llibre

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En el bosque el silencio era sobrecogedor, como si la nieve hubiese acallado la naturaleza y ahogado toda forma de vida. No se oía el viento ni los reclamos de las aves nocturnas, sino únicamente los crujidos de nuestros pasos y los chasquidos de pequeñas ramas invisibles al partirse bajo nuestros pies. Apoyando la mano en el tronco de un árbol , cerré los ojos para que se adaptaran cuano antes a la oscuridad del bosque. Alrededor, casi ocultas por la nieve, las raices serpeteaban sobre la tierra...
El Poder de las Tinieblas; John Connolly.