1.3.06

Sueño

Se miran pero no se ven. -¿Quiere cogerlo? Una mujer le entrega un bebé llorando. Él, de pie, lo coge y se lo acerca a su pecho. El bebé cesa en su llanto y se agarra tranquilamente al calor de su padre. -Gracias -dice él. Camina hacia un rincón escondido de la habitación, donde se protege de las miradas tristes que buscan ojos ajenos donde consolarse. No hay espejos; él los mandó quitar. Entre el resguardo y el silencio, se fija en su hijo (Su hijo, así lo han llamado al dárselo). Siente el cuerpo del bebé dormido en su pecho. No pesa; respira y sueña. Levanta la mirada y se acerca a la ventana. El sol resbala por sus dos cuerpos y abriga su tristeza. No es suficiente. Ve la calle. Gente anónima de aquí para allá. Ve una mujer en una bicicleta roja. Empieza a llorar. Un extremo llanto que tiende al infinito, cerca de la prematura e inesperada soledad. Un llanto desgarrador que agujerea la membrana de las neuronas donde se esconden los recuerdos que no queremos recordar. Las lágrimas secas de sal resbalan con el sol en el torrente que lleva a su volátil memoria a encontrarse con la carita de su hijo (¿Hijo?). El bebé despierta. Sus ojos que aún no ven nada observan a su padre llorar. 3701