27.10.06

Paraules per tots, paraules per tu... 1237

Cuando estás dentro y la puerta se abre desde fuera, no se puede salir de donde nadie quiere entrar. Puedes intentar forzar la cerradura, correr, saltar y de un violento brinco tirar la puerta abajo. Peor no, no saldrás. Grito fuerte, pero parece que no me oyen. Hay mucha luz y todo es muy bonito. Sigo el camino, una, dos, tres..., infinitavas veces. Siempre llego a la misma meta, a la misma salida. Una robusta puerta de roble noble. Al lado de la puerta, a la derecha, un cartél que reza: SI NADIE ENTRA, TÚ NO SALES. Es una pesadilla, una horrible maravilla. Te sientes como en un concurso donde eres el ganador final y solo tienes que acertar una cifra en un panel de infinitos núneros. Oyes a tú alrededor: Qué fácil. Ya lo tienes. Es tuyo, vamos campeón... Miras el enorme panel: Una cantidad inmensa de cifras en él. Y tú, yo, tenemos que acertar un número concreto. Nadie sabe qué número es. Nadie. Hay un presentador que te anima; en secreto, bendice y maldice tu suerte. Pero tú, yo, mudo, no sabes qué decir. El presentador te jalea, te presiona para que des una respuesta. Todo el mundo parece que conoce la solución al enigna. Levantas los ojos, tus enormes ojos. Con cautela, te acercas al panel: cerca, más cerca. Te adentras en él. Rodeado, rodeada, redeados de números te pierdes por la pendiente de una recta de puntos definidos por una serie inacabable de coordenadas. Llegas a una intersección con otra recta, y a mano derecha más números. A la izquierda, una puerta. Una puerta de roble noble con un cartel que reza: SI NADIE SALE,TÚ NO ENTRAS.