6.3.06

Sagrera

Tras unos ojos casi azules, el viejo pedía ayuda con una mirada vidriosa de desesperación. Estaba perdido en el transbordo de la línea marroquí a la línea europea. La multitud pasaba por su lado sin percibir su grito mudo de auxilio. Era un hombre de unos sesenta y pico años, cerca de los setenta. De aspecto humilde y con una bolsa llena de trozos de piel de naranja en la mano derecha. Recostado en un banco, la humedad del andén de la estación se reflejaba en él. Se fijó en mí. Quise ayudarle, pero no lo hice. Tenía prisa. 499